Nadia, una de las autoras, te cuenta sobre el libro

‘Diversas, libres, nuestras: Vidas de mujeres LBT’ es un libro realizado con la coautoría de Jose Vela y Nadia Martín, que recoge 20 relatos de mujeres bisexuales, lesbianas y trans cuyas historias, aunque parten lógicamente de lo personal, versan también sobre lo colectivo y que, como bien indicaba Kate Millet, está a su vez lleno de política. Narrarnos, en un sistema que trata de controlar lo que hacemos con nuestros cuerpos y con nuestros afectos, es también un acto de resistencia.

A pesar de que muchas no nos conocieran a Jose ni a mí, fue un regalo que se abrieran así en las entrevistas y contaran sus relatos sobre cómo se sienten, cómo están conformados sus corazones y sobre a quienes aman y desean. Poder entrevistar a todas estas mujeres y contar sus relatos nos permite, de algún modo, reconocernos en las otras y entender que lo social nos atraviesa todo el rato. Ese reconocernos en la otra nos ayuda, de alguna manera, a vivir en el marco de la libertad, es decir, a transitar nuestras vidas como deseemos y esto, cuando hay una heteronorma y un machismo apabullantes, a menudo se nos presenta como algo complejo. ¿Cuántas veces no habremos escuchado aquello de «orgullo gay» en lugar de LGTBIQ+? De esto hablamos cuando reivindicamos la falta de referentes de mujeres lesbianas, bisexuales y trans en el relato convencional. Recuperar su memoria es lo mínimo que se puede exigir. La de ellas y la de tantas mujeres que pusieron el cuerpo para que otras podamos vivir un poco mejor. Compartir sus historias desde su experiencia como mujer lesbiana, bisexual o trans es compartirnos sus generosos corazones. Cuando estas veinte mujeres cuentan sus historias, cuando nos plantamos aquí en frente, en realidad lo que estamos haciendo es hablar de algo tan íntimo como nuestros deseos, afectos e identidades. Siento que, de algún modo, cuando escuchamos las siglas LBT nos quedamos en eso, en la sigla, a nuestro imaginario viene, tal vez, el movimiento social, o incluso el relegarnos a esa especie de otredad, pero en realidad cuando nos nombramos desde ahí estamos hablando sobre nuestras identidades, a quienes amamos, a quienes deseamos, en definitiva, sobre lo más íntimo de las entrañas.

Las respuestas de cada entrevistada nacían de las vísceras, y esto debía quedar reflejado. Pudimos ver por una mirilla lo cotidiano y entendimos que los relatos escritos desde el yo a menudo versan sobre el nosotras. Esto bien lo recogía mi admirada Gabriela Wiener  en ‘Dicen de mí’: «Hay una labor periodística fuerte en términos de “No solo a mí me pasa esto”». Género, raza, clase y orientación interseccionan en nuestros cuerpos. Sus vidas habían sido inevitablemente atravesadas por las grietas de un sistema rígido en el que la norma cishetero lo ocupa todo, en el que la misoginia tiñe de gris tantas tripas. Un sistema que hace de sus fuegos, cenizas. Como recoge una de las citas presentes en el libro, de Brigitte Vasallo: «Hemos hecho una alianza con compañeros gays que, según el momento de la historia, ha sido una alianza positiva y, en otro, ha sido totalmente invisibilizadora. La invisibilidad de las lesbianas ha sido una constante». Por la memoria y dignidad de las que nos abrieron el camino; porque «anónimo», decía Woolf, era a menudo una mujer; por no ser anónimas; por enunciarnos y no olvidarnos. Como canta Monsieur Periné: «contar quién soy para no morir, para no olvidar».

Nadia Martín

Periodista y fotógrafa especializada en estudios de género.