Desde COGAM, un año más, volvemos a sumarnos al Día Internacional de la Mujer. Por eso hoy, 8 de marzo de 2021, hacemos público este manifiesto:
Nuestra forma de entender el feminismo abarca y reivindica la INCLUSIÓN DE TODAS LAS MUJERES SIN EXCEPCIÓN. Porque no existe una única forma de ser mujer, porque sabemos que la diversidad nos une y enriquece, y pedimos el reconocimiento de nuestros derechos universales. Ocupando el espacio que nos pertenece en el mundo.
Somos artistas, científicas, empresarias, nannys, deportistas y maestras. Somos heteros, lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales. Somos adultas y somos niñas. Somos negras, blancas o amarillas… Somos gordas, altas, bajas y delgadas. Somos creyentes y somos ateas. Somos de aquí y somos de allá.
Queremos dar las gracias a todas las mujeres que nos precedisteis. Las primeras rebeldes, que, muchas veces luchaban solas y en condiciones sumamente adversas. Luchasteis por el sufragio, la transformación de la indumentaria y del aspecto físico, el acceso a la universidad y a la enseñanza universal, por las leyes y las normas que discriminan a la mujer, por su emancipación del hombre, por sus derechos sexuales y reproductivos, y en general por la igualdad de los géneros.
Nosotras tomamos el relevo para seguir abriendo camino, alzando la voz por aquellas mujeres que aún no pueden hacerlo. Y por las que vendrán.
Por todo ello, este año decimos que:
“Queremos dejar de ser sumisas. Nos queremos diversas, libres, nuestras”.
Queremos visibilizar y denunciar el machismo social e institucional, político, cotidiano, la discriminación múltiple y reiterada que nos afecta por el simple hecho de ser mujeres. Pese a que suponemos el 50% de la población mundial, nuestros derechos y libertades siguen poniéndose en duda, nuestros derechos siguen menospreciándose sin causa objetiva alguna.
El año pasado se culpabilizó al Movimiento del 8M de la transmisión masiva del COVID por el hecho de salir a manifestarnos pacíficamente a las calles. Sin embargo, a quienes nos criticaron tan ferozmente, no les importó en absoluto que se estuvieran celebrando otros actos multitudinarios como macro-conciertos, eventos deportivos e incluso mítines políticos llamando al voto.
En un acto de conciencia y responsabilidad social, este año hemos renunciando a manifestarnos en la vía pública, pero seguiremos manifestándonos desde nuestros corazones con ayuda de las nuevas tecnologías. Porque las mujeres NO vamos a dejar de exigir nuestros derechos, la igualdad real que ansiamos y que legítimamente merecemos, especialmente frente a una extrema derecha que ha situado a las mujeres, a las personas migrantes y al colectivo LGTBI+ como objetivos prioritarios de su ofensiva ultraliberal, racista y patriarcal. Quieren negarnos, negar la violencia, hacernos pasar por inestables, y silenciarnos. ¡Pero no lo vamos a consentir!
¡Estamos hartas de esta cultura del sobreesfuerzo que se nos impone!
De esta trampa, que nos intenta perpetuar como ciudadanas de segunda categoría, con sólo obligaciones y apenas derechos, exigimos salir.
En la pandemia se ha vuelto a ver el papel fundamental que seguimos desempeñando las mujeres en la sociedad en cuanto a los cuidados: de mayores, de hijas… en muchas ocasiones en detrimento de nuestro propio bienestar, de nuestro tiempo de ocio, de nuestro desarrollo profesional, de nuestra libertad personal. Sin embargo, se han agravado los índices de violencia de género, de aislamiento, de desempleo, de brecha salarial y de empobrecimiento generalizado, y no sólo económico sino cotidiano, social y político.
Por eso reclamamos que se reconozca el valor y la dignidad del trabajo doméstico, de los cuidados, así como de los derechos de las mujeres que lo realizamos. Exigimos que se asuma la corresponsabilidad por parte de todos los hombres, de la sociedad y del Estado. Es necesario acabar con la división sexual del trabajo que nos lleva a la discriminación, a la precariedad y a la brecha salarial.
También, tenemos que crear recursos para las mujeres migrantes en situación administrativa irregular. Para las mujeres trans. Para las que no hemos podido acceder a una mayor cualificación educativa por atender las mencionadas cargas. Para quienes somos jóvenes y para quienes hemos superado los 40 años. Para absolutamente TODAS LAS MUJERES, sin importar su condición.
Luchamos por el fin del heteropatriarcado y del machismo, que nos siguen oprimiendo año tras año. Exigimos un compromiso institucional y político real.
A corto y largo plazo, con los recursos materiales y humanos necesarios. Que respete los derechos humanos y fundamentales de todas las mujeres. Que no nos discrimine por identidad, orientación, lugar de origen, raza, etnia, idioma, creencia religiosa, status quo, diversidad funcional o intelectual, sesgo generacional, profesión, ni por ninguna otra causa.
Con educación temprana como herramienta de prevención y transformación cultural. Desde donde vayan calando los valores de respeto e igualdad al resto de la sociedad.
Que nuestras hijas e hijes crezcan en espacios seguros sin acoso, sin violencia física o violencia verbal, donde se sientan libres para participar y desarrollarse en equidad.
Que tengan las mismas garantías de acceso a la formación superior, al mercado laboral, a mejores oportunidades, a órganos dirigidos mayoritariamente por hombres pese a tener los mismos méritos e incluso más. Decimos no al techo de cristal y a la brecha salarial.
Que accedan a la maternidad y la conciliación familiar si así lo eligen libremente, sin tener que renunciar por ello a su carrera o bienestar.
Que se reconozcan todas las profesiones, especialmente aquellas que son injustamente menospreciadas e invisibilizadas pese a su gran valor, dificultad y precariedad, garantizando su derecho a recibir una jubilación digna por los años de trabajo aportados.
Exigimos que se mantengan asignaturas de Educación para la Ciudadanía; que se sigan insertando programas de Diversidad e Inclusión para personal docente y para el propio alumnado, y que se retracte el veto parental basado en discursos de odio, como sucede en Andalucía.
Con leyes renovadas y correctamente aplicadas frente al machismo institucionalizado y la violencia de género porque…
No son muertes, son feminicidios
Exigimos que se deje de criminalizar a las víctimas mientras violadores y maltratadores demostrados quedan en libertad por los delitos cometidos no solamente en espacios públicos sino también en nuestro entorno cercano: en nuestro trabajo, en nuestro hogar y en nuestros espacios de ocio ¡Basta ya de negar la violencia machista!
Que se tome en consideración la violencia verbal y la violencia psicológica ejercida contra las mujeres en todos los ámbitos. Porque es igualmente dañina, coercitiva y discriminatoria, aunque no haya moratones.
Que tengamos plena libertad para decidir sobre nuestros cuerpos y nuestra salud: protocolos ginecológicos adecuados con independencia de la orientación afectivo-sexual, derechos reproductivos, aborto, acceso a tratamientos hormonales (incluidos los de las mujeres y les niñes trans) y acceso a recursos de dependencia cuando proceda. Pedimos una salud pública, gratuita y universal sea cual sea la situación administrativa de la mujer.
Es por ello que:
Defendemos el derecho a ser
Luchamos contra las discriminaciones múltiples y los estereotipos que nos acorralan y denigran. No somos un porcentaje que lucir como si fuéramos floreros en pos de una igualdad ficticia.
Defendemos los derechos de las mujeres migrantes, muchas veces con duras historias a sus espaldas. Forzadas a dejar atrás lo que más aman, exiliadas por necesidad o por grave daño a su integridad vital, a su libertad. No vamos a ignorar su pasado, su contexto, su valía, ni su sufrimiento silenciado… Se las criminaliza por venir a trabajar, por vivir en un entorno de precariedad involuntaria, por atesorar lo poco que les queda de su hogar. Ningún ser humano es ilegal.
Defendemos los derechos de las mujeres LTBI+, tan supuestamente hostiles a la norma heteropatriarcal, a sus clichés, a su esclavitud… En nuestros cuerpos, en nuestras mentes, en nuestros afectos, en nuestros roles de género, en nuestros caminos… queremos y elegimos vivir tal como somos, sin tener que avergonzarnos y sin que se nos persiga.
Así pues, debemos recordar también que las mujeres TRANS SOMOS MUJERES, TENGAMOS O NO VAGINA, y exigimos a quienes gobiernan que apliquen ya la Ley para la despatologización y la autodeterminación de género. Que cese de una vez el sufrimiento causado innecesariamente a las personas trans. Porque este sufrimiento no procede de nosotras, sino de los ojos de quienes miran con miedo y odio. El silencio también es complicidad.
Defendemos la igualdad de las mujeres con diversidad funcional, intelectual, y de cualquier tipo. Detrás hay vidas humanas, grandes profesionales, mujeres valiosas, historias de superación personal de las que muchos deberían aprender.
Pedimos ciudades amables donde el mero hecho de salir a la calle no se convierta en una gincana. Pasos de cebra, cruces, aceras, escalones, medios de transporte público y estaciones accesibles. Medios de comunicación con subtítulos, lenguaje de signos,y herramientas que faciliten la intercomunicación y la participación para todas, para todes.
Vemos como grandes empresas y organismos se colocan la medallita y se llenan la boca hablando de porcentajes, a la par que se benefician de subvenciones. Pero ¿cómo es la realidad en cuanto a las condiciones laborales, precariedad de contratos, opciones de promoción interna del talento, un trato humano adecuado? En ocasiones dista bastante de ser tan bonito e inclusivo como se predica.
No queremos migajas ni “soluciones políticamente correctas” que se quedan en la superficie para guardar las apariencias. Queremos que lo diferente deje de ser visto como opuesto y se convierta en cotidiano. Necesitamos referentes visibles, positivos, multidimensionales, y los necesitamos en todos los ámbitos.
Pedimos respeto, gratitud y cariño para nuestras mayores
La pandemia ha vuelto a poner de manifiesto la indefensión y vulnerabilidad que sufren nuestras personas mayores, en especial las mujeres mayores. Ahora, en su ocaso, cuando más nos necesitan, les damos la espalda, abandonadas a su suerte porque “son viejas; ya no pueden aportar nada; cuestan mucho dinero o dan mucho la lata”.
Quizá no hayan cotizado pero han trabajado toda su vida y han cuidado de nosotras. Pedimos más apoyos para cuidar de ellas en nuestros hogares, en este mundo acelerado donde a los días siempre les faltan horas. También un sistema público con residencias debidamente atendidas que velen por su bienestar físico y emocional – porque recordemos que de pena también se muere-. Pedimos que no se les discrimine de atención médica como ha sucedido con las UCIs durante la pandemia. Pedimos que se respete su orientación afectivo-sexual, evitando que se vean obligadas a meterse en el armario de nuevo.
¡20 siglos han pasado y seguimos en pie!
El feminismo es una herramienta de defensa frente al machismo, no un ataque. El feminismo es un camino de transformación social, para evitar que se considere a unas personas como inferiores a otras y se las discrimine. En nuestro caso por el simple hecho de ser mujeres.
El feminismo no nos atañe únicamente a nosotras. Por eso, pedimos, tu toma de conciencia, tu implicación para ayudarnos a construir un mundo mejor en el que todas, todos y todes, tengamos cabida y dignidad.
Hoy 8 de Marzo de 2021, Día Internacional de la Mujer, no sólo lanzamos una denuncia pública, también os invitamos a reflexionar. Porque los derechos conquistados durante años peligran con vientos desfavorables, y estamos en medio de un tornado…
LO PERSONAL ES POLÍTICO. NOS QUEREMOS DIVERSAS, LIBRES, NUESTRAS