La convicción personal y subjetiva de pertenecer al género masculino, femenino o a ninguno se denomina identidad de género. Su consolidación es probable entre los dieciocho y treinta meses de edad; inmodificable por el paso del tiempo o procedimiento de intervención profesional, e independiente de las experiencias iniciales de aprendizaje social y crianza. No debemos confundirlo con el concepto sexo, conjunto de características de origen biológico que definen el espectro humano como hembras o machos.
En la mayoría de las personas se encuentra una coincidencia entre la identidad de género y el sexo. Cuando esto no ocurre así, nos hallamos en el supuesto de una persona transgénero. Por ejemplo el caso de alguien con caracteres sexuales primarios y secundarios masculinos que se siente mujer (y efectivamente lo es).
En estos supuestos, cuyo baja frecuencia en la sociedad no eclipsa su gran importancia para nosotrxs, se produce un enfrentamiento entre el papel de género de nuestra cultura (binario y mutuamente excluyente, se es de uno o de otro) y las circunstancias y realidad de unx mismx. ¿Nos apegamos al guión marcado por la sociedad o nos alejamos de él sufriendo sanciones normativas bañadas de estigma? ¿Renunciamos a unx mismx aceptando la sumisión total al sistema?
La respuesta la debemos tener bien clara. La persona es la única y verdadera experta en sí misma. Cuando esta diferencia entre sexo e identidad de género aparece, unx necesita eliminar la idea de que lo que se requiere es ser distinto, ¡no nos lo podemos permitir! Debemos tratar de convertirnos en lo que somos, hallando nuestro propio sendero personal.
Entre todos los transgéneros, sólo algunos desean modificar sus caracteres sexuales a través de intervenciones médicas (hormonas y/o cirugía). Son los denominados transexuales.
Otrxs desarrollan capacidades para vivir con calma y eficiencia sin tener que someterse a todos los procesos de reasignación integral para la concordancia sexogenérica. Desempeñan el papel de género que desean sin necesidad de cambios corporales.
Está claro que las personas transgénero están sanas mentalmente (así lo certifican los psicólogos) y si necesitan de los servicios de salud, lo hacen al igual que las mujeres embarazadas o el adulto sin síntomas que va a revisión médica.
Unxs pueden pensar que hay un fallo en el cerebro, ¿no sería obligatorio sentirse un hombre o una mujer si poseemos un cuerpo macho o hembra? Otrxs consideran que hay un error en el cuerpo, ¿si nuestro cerebro nos hace sentirnos hombre o mujer no sería lógico que nuestros órganos sexuales se correspondiesen a lo que dicta nuestra materia gris?
Todos ellos yacen equivocados bajo la influencia de la rígida perspectiva de género de nuestra sociedad. La Transgeneridad no es más que una variante morfológica y funcional de nuestro ser donde la cordura está tan presente como en los cisexuales.
¿Y si los roles de género tan estereotipados desapareciesen? ¿Y si un hombre pudiese tener una vagina y una mujer pene?
Ser mujer o ser hombre va más allá de tener determinados órganos sexuales. Ser persona va mucho más allá de ser hombre o mujer.
Me encantaría un mundo donde todos fuésemos libres de verdad para ser nosotrxs mismos. Pienso en esa mujer transgénero que le encanta jugar en la cama con su pene y no desea quitárselo bajo ningún concepto. O en ese varón brillante en su trabajo, pero tan emotivo y tierno en sus relaciones que llora con frecuencia, muchas veces en público, sin miedo. O en esos estudiantes que aprenden con toda la naturalidad del mundo que los hombres a veces tienen vagina y las mujeres pene, o que a veces los transexuales se quieren operar pues sienten en su interior que deben hacerlo. En ningún momento presentan prejuicios ni rechazo; lo han visto siempre de una manera natural.
Por desgracia, la situación de los trangéneros en la actualidad sigue siendo muy complicada. La lgtb-fobia alcanza su máxima intensidad con este grupo. Los derechos recogidos en la “Declaración Internacional de Derechos de Género”, que a continuación se citan, no pueden disfrutarse en un gran número de ocasiones. Ojalá en un futuro próximo todos estos principios sean parte inquebrantable de nuestra sociedad. Ojalá un día todxs valoremos la diversidad como se merece, como la diferencia que nos enriquece, como fuente inagotable de aportaciones valiosas para la humanidad. Sin lugar a dudas ese día todos seremos un poco más felices:
-Derecho de los individuos a reivindicar su identidad de género.
-Derecho a la libre expresión de la identidad y el papel de género.
-Derecho a determinar y modificar el propio cuerpo.
-Derecho a un servicio médico competente y profesional.
-Derecho a exención de diagnóstico o tratamiento psiquiátrico.
-Derecho a la expresión sexual.
-Derecho a establecer relaciones amorosas y comprometidas.
y a suscribir contratos matrimoniales cuando se desee.
-Derecho a concebir o adoptar hijos e hijas; a criarlos
y custodiarlos; a ejercer las potestades parentales.
Fran
Voluntario en Información LGTB+