El pasado mes de enero, la manifestación estudiantil consistente en una sentada pacífica que se celebraba frente al rectorado de la Universidad de Boğaziçi en Estambul (Turquia) fue disuelta a la fuerza por las autoridades turcas. En esta represión, la policía utilizó de manera indiscriminada, gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a los manifestantes. Desde entonces, diversos medios y asociaciones internacionales se han hecho eco denunciando las agresiones, detenciones y abusos sexuales cometidos contra estudiantes por parte de los agentes de las fuerzas especiales de Turquía.
Los manifestantes protestaban por la perdida de autonomía de la Universidad, con la designación poco democrática, del profesor Melih Bulu, aliado del presidente turco Erdogan, como rector de la misma. Durante la manifestación estudiantil al menos 45 estudiantes fueron detenidos. Tras la misma, la persecución continuó llegando incluso a irrumpir en domicilios particulares de otros estudiantes que alegaban no haber sido ni si quiera parte de la manifestación.
Muchos de los estudiantes detenidos sufrieron graves agresiones y todo tipo de malos tratos, incluidos estudiantes LGBT+ los cuales denunciaron las amenazas de violación con porras, insultos y discriminación por su orientación sexual e identidad de género a las que fueron sometidos.
Desde COGAM queremos tomar parte en este deleznable suceso, denunciando la actuación de las autoridades turcas, por ello hemos escrito una carta al Fiscal Jefe de Estambul, Mr. Saban Yilmaz, instándole a abrir inmediatamente una investigación exhaustiva e imparcial sobre la actuación policial durante las manifestaciones y la posterior persecución a los estudiantes, los actos de agresión denunciados, así como esclarecer el proceso de elección del rector de la Universidad Boğaziçi.
Finalmente, con esta carta queremos poner de manifiesto nuestra más rotunda repulsa hacia cualquier violación de los Derechos Humanos, también protegidos por los tratados ratificados por Turquía, como por ejemplo al derecho de manifestación pacífica, la deriva autoritaria turca parece no tener fin. Teniendo en cuenta además, que tanto las leyes turcas como el derecho internacional prohíben la tortura y otros tipos de malos tratos bajo cualquier circunstancia y que deben garantizar la protección de los ciudadanos.