Día mundial del sida
Bienvenidas a todas/todos y todes.
Un año más, y ya son 29, nos reunimos aquí, en la Puerta de Alcalá, bajo nuestro enorme lazo rojo, confeccionado solidariamente por cientos de personas de nuestra comunidad, con el objetivo de recordar a las personas que, debido a la epidemia mundial del VIH, la gran epidemia, la del siglo XX y la del siglo XXI, ya no están con nosotras.
Un año más, agradecemos la iniciativa de los y las valientes actiVIHstas de nuestro colectivo, por su compromiso y solidaridad hacia las personas que, hace 29 años, sufrían las consecuencias del VIH en sus carnes y almas, por colocar ese primer lazo rojo y ser la semilla de este acto que hoy nos reúne a todas para reclamar los derechos de los millones de personas con VIH en el mundo.
Este es un año especial, pues se cumplen 40 de la aparición de los primeros casos de sida en los Estados Unidos y 35 de la fundación de nuestro colectivo, COGAM, que surgió para dar respuesta a la vulneración de los derechos de los hombres homosexuales, sobre todo de los que tenían VIH y/o padecían sida.
También se cumplen 40 años del comienzo de una de las páginas más negras de la historia de la humanidad, la de la creación del estigma hacia las personas con VIH, un estigma que hoy en día persiste, engendrado a través de una imagen de muerte y de terror, con el maligno objetivo de señalar a ciertos conjuntos de la población, los tristemente famosos grupos de riesgo, con la intención de seguir marginando a las personas que, pertenecientes a estas comunidades, comenzaban a reclamar y a conseguir sus derechos.
40 años hace, que debido al miedo a contraer el virus y morir asociado al desconocimiento de las vías de transmisión de este, se generó un foco de discriminación hacia las personas con VIH, señalando y poniendo el foco del estigma, en nuestra población, la de los hombres gais, bisexuales y otros hombres que tenemos sexo con hombres y las personas trans.
Afortunadamente, también se cumplen 40 años del surgimiento de la respuesta solidaria para hacer frente a esta realidad, nuestra realidad, la de la creación de entidades pertenecientes a las comunidades que sufrian y sufren, la discriminacion, el odio, la muerte y la enfermedad, reforzado por el silencio cómplice de las administraciones, y que se convirtieron en modelos para todas las comunidades que dan respuesta a los problemas de salud y a las discriminaciones que sufrimos las personas que las componemos. 40 años de respuesta y de visibilidad, donde el eslogan Silencio igual a muerte nos enseñó que ocultarse, no luchar, no defender nuestros derechos, los de todos los seres humanos con VIH, iba en detrimento de nuestra salud, generaba discriminación, estigma y muerte.
35 años desde que surgió COGAM, haciendo suyo este mensaje, luchando por los derechos de las personas de nuestra comunidad con VIH/sida, avanzando y creciendo, implicando a la comunidad en la prevención del VIH, generando espacios seguros para las personas con este virus, siendo pioneros en la creación de dispositivos de cribado a través de pruebas rápidas y de programas de asistencia integral para personas con VIH/sida, adaptando los programas a las personas más vulnerables de nuestra comunidad, fomentando su participación.
35 años demostrando, no solo nosotras sino el resto de las entidades LGTB y de VIH , que no somos un chiringuito, sino una comunidad viva que se preocupa por la salud de sus miembros y de toda la ciudadanía, que invierte hasta el último céntimo del escaso dinero público que recibimos en desarrollar los programas que la administración, a pesar de la obligatoriedad de ello, no tiene capacidad o voluntad de realizar.
Hoy, 40 años después, hablar de VIH es seguir hablando de oportunidades perdidas para comprenderlo y erradicarlo, de discriminación y estigma hacia los colectivos más vulnerables para este virus, de falta de toma de medidas eficaces para detener una infección, para la que todos los años se notifican 4.000 nuevos casos en toda España y de los cuales, el 25% se dan en nuestra región, la Comunidad de Madrid.
Es volver a gritar que la homofobia y la transfobia, unida a la xenofobia, la aporofobia y la cipridofobia son el germen perfecto para que el VIH siga siendo el problema de salud pública que es hoy en día y que no hayamos alcanzado los objetivos propuestos por Onusida.
Y es que si hablamos de oportunidades perdidas, tenemos que hablar de la discriminación que sufren las personas migrantes, que, en la Comunidad de Madrid, siguen sin tener garantizado su derecho universal a la salud y que presentan múltiples barreras administrativas de acceso a la sanidad, a pesar de la reforma legislativa emprendida por el gobierno en el año 2018.
Son ya tres años, en los que nos consta, que muchas de las personas migrantes en situación administrativa irregular han tenido problemas para acceder a pruebas de VIH y otras ITS, a los tratamientos antirretrovirales y a las prestaciones básicas de salud.
Tres años de barreras basadas en el racismo, la aporofobia y la LGTBfobia. Tres años perdidos para prevenir el VIH. Tres años sin asegurar la dignidad de las personas, obligadas a huir de sus países, debido al odio que sufren por su identidad/orientación sexual o por su seroestatus, o para garantizar su salud y su vida por la falta de tratamientos en sus países de procedencia.
Denunciamos que la puesta en marcha del nuevo código DASE y de las nuevas unidades de gestión de éste, lejos de ser las herramientas que necesitamos para derribar las barreras de acceso a una sanidad equitativa y solidaria, se van a convertir en un muro infranqueable para muchos ciudadanos y ciudadanas, al necesitar demostrar que llevan más de tres meses viviendo en Madrid y poseer un padrón municipal, imposible de conseguir, en muchas casos, por cuestiones de pobreza y/o por el abuso de los dueños de las viviendas. Y LO SABEN. También denunciamos el copago encubierto en esta medida, algo que ya están sufriendo muchos ciudadanos y ciudadanas con esta nueva medida.
Acciones, como la reciente del Hospital de Getafe en la que se ha pedido al personal médico que derive a las personas migrantes sin tarjeta a hospitales privados, van contra la ley, no respetan los derechos humanos y sirven para el lucro de las empresas privadas.
Pero los no-chiringuitos de atención a la población con VIH seguiremos trabajando por y para las personas vulnerabilizadas que ven conculcados sus derechos.
¿Y cómo es posible que en la Comunidad que, repetimos, anualmente reporta el 25% de los nuevos casos de VIH sobre el total de España, y en la que residen un porcentaje elevado sobre el total del territorio de personas pertenecientes a comunidades vulnerables para el VIH,
solo disponga de un único recurso donde poder recibir PrEP a través de financiación pública?
¿Y cómo es posible que ese recurso sea, ya de partida, inadecuado para dispensar de manera eficaz y eficiente esta herramienta preventiva? Sandoval, es un centro, que si bien especializado en la prevención del VIH, no disponía y ahora, debido a la PrEP, no dispone de suficiente personal, espacio físico y horario adecuado para poder atender a todos los potenciales usuarios de esta estrategia preventiva, como lo demuestran las listas de espera de más de nueve meses que en la actualidad ostenta.
¿Por qué en otras comunidades con menor número de usuarios potenciales hay hasta 25 dispositivos dedicados a la dispensación de PrEP? ¿A quién beneficia esta manera de implementar esta herramienta?
¿Está basada esta decisión en cuestiones morales o ideológicas? ¿Sirve para dar satisfacción al sector de sus votantes con esta ideología o ideas morales o a sus “socios” de gobierno? El Ministerio de Sanidad está contento con la implementación de esta medida en España. La Comunidad LGTB madrileña no lo está. Hacen falta medios económicos para que esta medida tenga los efectos preventivos buscados.
Hace falta seguir negociando con las consejerías de las comunidades autónomas para que la medida se implemente de manera accesible y adecuada con eficacia y eficiencia.
No puede haber desigualdad económica a la hora de poder acceder a esta medicación, que las personas con poder adquisitivo puedan comprarla en los hospitales privados y las que no, no tengamos opciones a ella.
No puede haber desigualdades en salud, en virtud de la comunidad en la que residas. Queremos tener esa “libertad” de la que presume la presidenta de esta nuestra comunidad para poder cuidar nuestra salud, para poder acceder a esta herramienta preventiva, barata, sin trabas.
Que no se sigan tomando medidas que generan un elevado gasto sanitario y que producen un elevado dolor personal.
Porque para que haya libertad es necesario disponer de garantes de los derechos de las personas y es obligación de la administración poner los medios para que las personas podamos elegir con libertad, real y efectiva, que libertad no sea una palabra hueca usada de manera torticera. Denunciamos públicamente, que ya hay hombres gais y bisexuales, en Madrid, que se han infectado de VIH mientras esperaban una PrEP que, para ellos, ya nunca, sí nunca, será una herramienta posible.
De la ciudadanía solicitamos que elimine la transfobia que sufrimos los hombres y mujeres trans y las personas no binarias. Pedimos a nuestras hermanas y hermanos de lucha, que no dejen de serlo, que no se conviertan en personas paternalistas que anulen el derecho a desarrollar nuestra identidad de una forma adecuada y sin restricciones. Que no seamos discriminadas por como nos expresamos o por quienes somos.
Que cesen las agresiones que, día a día, sufrimos en algunos medios de comunicación y por parte de ciertas ideologías políticas. Es un derecho constitucional que la persona pueda crecer y desarrollarse en toda su dimensión, con total libertad, sin ser discriminada por razones de género.
Que nadie lo olvide, ni los partidos de derecha, ni los de izquierda, ni las personas ni las entidades feministas, que ningún ciudadano o ciudadana, le pueda decir a otra u a otro, lo que la persona es o puede ser o a lo que se puede dedicar o no, que todas y todos entendamos que estas situaciones lo único que hacen es aumentar el estigma y la discriminación hacia las personas integrantes de nuestra comunidad, haciendonos más vulnerables al VIH. Ya es hora de que podamos vivir en paz ejerciendo todos nuestros derechos y que el VIH deje de ser una vulnerabilidad y una amenaza para nuestra salud y nuestras vidas.
También solicitamos al gobierno de la nación que se abra un debate ciudadano sobre la prostitución en la que se incorpore a las mujeres y hombres que la ejercemos. Mientras tanto, solicitamos que reconsidere la Terciaria Locativa que se encuentra en el Anteproyecto de la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. Que entiendan que esta norma conculca el derecho a la vivienda de muchas y muchos de los hombres y mujeres que ejercemos la prostitución, endurece nuestras condiciones de trabajo y nos expone a una mayor exclusión social, y pueden llevarnos a tener que ingresar en prostíbulos donde podemos ser explotadas y explotados.
Entendemos que hay maneras más eficaces de controlar y punir a los proxenetas, explotadores y mercaderes de mujeres y hombres. Recordamos que la trata y la explotación llevan muchos años prohibidas e instamos a las administraciones a que tomen medidas para acabar definitivamente con ellas y que no confundan o juzguen con el mismo rasero a las personas que libremente toman la decisión de ejercer la prostitución.
Que se pongan medios para que las personas que no se quieren dedicar a la prostitución puedan abandonarla. Que no se cierre los ojos a la realidad de estas mujeres y hombres.
Que se pongan medios en las escuelas para que la educación sexual genere una ciudadanía, formada en los derechos de las personas, respetuosa con las mujeres y la diversidad. Que escuchemos a las personas que se dedican al trabajo sexual de manera voluntaria y libre respentado su decisión, promoviendo condiciones de trabajo justas para ellas. Sin justicia hay exclusión. Si hay exclusión, el VIH puede entrar más fácilmente en nuestras vidas.
Ya son 40 años, ¡quien nos lo iba a decir!, durante los cuales, nos han dejado, amistades, madres, padres, compañeros y compañeras de vida, hijas, hermanos, familiares, sufriendo el odio y la discriminación por adquirir un virus, siendo excluidos en lo personal, en lo sanitario, en lo laboral, en lo social, en lo familiar, abocadas al silencio para no ser rechazadas. No se puede permitir que siga habiendo personas que tratan de silenciarnos, que pidan a los “sidosos” que nos escondamos y que salgamos de nuestras calles. No es ni ético, ni moral, ni democrático que los políticos retrocedan en la consecución de los derechos aboliendo leyes, como la LGTB o la Trans, garantes de estos.
Necesitamos que la ciudadanía exija a sus representantes que respeten los derechos en igualdad y la protección a la no discriminación de sus representados. No queremos volver al armario ni ser silenciados, porque recordemos, SILENCIO=MUERTE.
Una vez más gritamos que Indetectable es igual a Intransmisible y recordamos que, aunque la persona no tenga carga viral indetectable, no supone un peligro para él ni para las personas que le rodean. Que las personas con VIH somos personas sanas y que merecemos disfrutar de nuestra vida con dignidad.
Para finalizar, demandamos una sanidad universal, pública y gratuita, con dispositivos adaptados a las necesidades individuales de las personas con VIH, donde se garantice la calidad de vida de todas ellas. Que la epidemia del COVID no sirva para recortar recursos sanitarios ni para establecer una sanidad fría y deshumanizada. Los y las pacientes queremos ser atendidos y escuchados a través del contacto directo con personal cualificado y cercano.
Sigamos actuando para conseguir los objetivos marcados por ONUSIDA, para diagnosticar, conseguir un acceso precoz a la medicación antirretroviral y la supresión viral y conseguir la mejor calidad de vida para las personas con VIH.
Exigimos que las administraciones pongan los medios. Nos lo debemos y se lo debemos a todas las personas que se quedaron en el camino. A todas ellas, a las que nos acompañaron y acompañamos durante los últimos 40 años, rendimos homenaje en este 1 de diciembre de 2021. Os llevamos en nuestros recuerdos, alma y corazón.
IN MEMORIAM