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En la muerte de Robert Spitzer

El 25 de Diciembre de 2015 ha fallecido en Seattle (Washington, EEUU) el psiquiatra Robert Spitzer, que se distinguió en el desarrollo del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM en sus siglas en inglés).

 

  Desde 1966 trabajo en la modernización del DSM , al concentrarse en la cuantificación y análisis de síntomas y comportamientos. Uno de los primeros comportamientos revisados fue la homosexualidad, que en el DSM estaba considerada como una enfermedad mental. Spitzer consiguió, en 1973, alcanzar un compromiso para retirar la homosexualidad como enfermedad mental.
    Fue el presidente del grupo de trabajo del DSM-III en 1980 y estuvo vinculado al DSM-IV en 2003 y al DSM -V en 2013. La Organización Mundial de la Salud aceptó el criterio del DSM en 1990, cuando la institución recabó apoyos suficientes para oponerse a las corrientes integristas de diferentes religiones que tienen poder en muchos países, encabezados por los ochenta países que aun penalizan la homosexualidad de alguna manera, que se oponían a despatologizar la homosexualidad.
    El activismo de la Comunidad lgtb ha considerado siempre que esa pionera rectificación fue decisiva para iniciar una gradual transformación en la percepción de la homosexualidad por parte de la sociedad. Pero siempre hay una de cal y otra de arena, en 2001 escribió un estudio que se llamó ¿pueden algunos gays y lesbianas cambiar su orientación sexual? Donde argumentaba que era posible que algunos individuos altamente motivados podrían cambiar su orientación sexual de homosexual a heterosexual. Spitzer indicó que había hecho doscientas entrevistas telefónicas en la que, los encuestados, afirmaban que sus respectivas orientaciones sexuales habían cambiado de homosexual a heterosexual. Spitzer dijo que comenzó su estudio como un excéptico, pero este estudio reveló que el sesenta y seis por ciento de los hombres y el cuarenta y cuatro por ciento de las mujeres  entrevistados habían llegado a lo que, él, llamó un buen funcionamiento heterosexual.
    La APA (American Psychiatric Association) emitió un desmentido oficial de este estudio y señaló que no había sido revisado por expertos y afirmando que no había evidencia científica publicada que apoyase la eficacia de la terapia reparativa como un tratamiento para cambiar la orientación sexual. En 2012 Spitzer rectificó y pidió disculpas y se retractó de su estudio, indicando que estaba de acuerdo con sus críticos.
    En cualquier caso, sin su contribución, hoy estaríamos hablando de otra realidad en la  percepción de la homosexualidad por parte de la Medicina y por ende de la Sociedad.

Sirva este articulo como un humilde homenaje.
Ángel García-Pascual
Voluntario de «Gay-Inform, Línea lesbos, Bi, Trans»

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Manifiesto 30 de Noviembre de 2015. Día Mundial del sida

AMIGAS Y AMIGOS
Hace más de 29 años que Cogam inició su andadura en pro de las reivindicaciones sociales y sanitarias enfocadas a la reducción del estigma hacia nosotras, las personas con VIHa la consecución de todos los derechos que nos son propios como individuos y al recuerdo de las personas que nos han abandonado por el sida, así como a trabajar en la toma de conciencia de la existencia del VIH en nuestra sociedad y frenar su expansión y ya hace 21 años que nos reunimos aquí, en esta fecha, para conmemorar a sus víctimas, a las que se fueron, a tantas personas que se encuentran en nuestros corazones y a otras, para nosotras anónimas, en muchos casos despreciadas por sufrir una enfermedad que no entiende de géneros y orientaciones y que no discrimina a nadie.

Nos ha tocado a nuestras generaciones bregar con esta pandemia que para unos fue y sigue siendo, mortal, y para otros causa de inmenso dolor, tanto por sus secuelas orgánicas como por las derivadas del estigma y la discriminación, en todos los ámbitos de nuestra vida, en una sociedad afecta de serofobia (pero que CONV IHV E con el VIH), debido a la desinformación, al desconocimiento de cuáles son las vías exactas de transmisión de la infección y cuales , tantas otras, no lo son .

Tenemos medios diagnósticos inmediatos, como la prueba rápida, o las analíticas serológicas. Disponemos de los tratamientos que han convertido una enfermedad mortal en una enfermedad crónica. Y se está tratando de perfeccionar las atenciones médicamente con las profilaxis pre y post-exposición. Tenemos que erradicar el VIH y todas sus nefastas consecuencias de nuestra sociedad. Es un problema que nos afecta a todas y eso solo se consigue con la visibilización de las personas con VIH, eliminando el estigma que sufrimos a diario, con campañas formativas e informativas, orientadas a la percepción de un modelo positivo y responsable de la sexualidad, sin cargas morales y vergonzantes, en todos los ámbitos de nuestra sociedad, en los medios informativos, en las escuelas, en el entorno laboral, en el diálogo con nuestros familiares y amigos.

Con el fin de reducir la transmisión y mejorar la salud comunitaria, demandamos programas y acciones encaminadas a la detección precoz de la infección por VIH, así como el acceso a los tratamientos, sin ningún tipo de coacción, a todas las personas diagnosticadas independientemente de su situación legal. Pedimos el concurso de todos los actores sociales para esclarecer cuáles son las barreras que dificultan el acceso a muchas personas a estos programas de detección y, derribarlas, ya que sabemos que un diagnóstico, precoz y eficaz, mejora nuestra calidad de vida con la toma de decisiones adecuadas.

Queremos utilizar este espacio para hacer una llamada de reflexión a nuestros jóvenes porque, debido a:
● la ausencia de campañas formativas e informativas sobre salud sexual,
● la escasez de personas seropositivas visibles referentes en su entorno y,
● a una visión, en muchas ocasiones, demasiado amable de la infección por VIH, 

ven, en demasiadas ocasiones, anulada su percepción del riesgo del VIH y sus consecuencias.  Exigimos, así mismo, campañas orientadas a la disminución de riesgos en salud para personas que usan sustancias de manera recreativa y especialmente en el marco de las relaciones sexuales, incrementándose la vulnerabilidad frente al VIH, la hepatitis C y otras Its.


Gracias a todas las víctimas del VIH/SIDA porque de todas hemos aprendido, y porque no las olvidamos, ni las olvidaremos.

Gracias a los científicos que han luchado y luchan denodadamente por conseguir avances en los tratamientos y cuidados adecuados para ayudar a acabar con la pandemia, y que han conseguido mejorar la calidad de vida de los pacientes, eliminando, por lo menos en Occidente, la identificación de VIH con sida y por tanto con muerte.

Gracias a todas y cada una de las personas que trabajan para la Sanidad, en cualquier estamento y a los que luchan para que nuestro Sistema sanitario sea más eficaz, más justo y menos discriminatorio.

Gracias a las personas que han colaborado en programas y ensayos clínicos para el avance de las investigaciones.

Gracias a nuestras familias y a nuestros amigos que, con tanto dolor, esperanza e ilusión, han estado siempre al lado de sus personas queridas para ayudar y mejorar su evolución, dotando a su vida de calidad.

Gracias a todos los colectivos LGTB y a otras asociaciones, de la lucha contra el VIH/SIDA, por sus campañas divulgativas y prácticas, como la Prueba rápida de VIH, que tanto han ayudado al diagnóstico precoz y a frenar la transmisión de la infección.


Gracias a los voluntarios que incansablemente han trabajado, para conseguir los mejores objetivos y, sin los cuales, nuestras luchas no habrían sido posibles y que tanto han ayudado a mejorar la calidad de vida de los afectados.

Gracias a los artistas de todas las disciplinas artísticas que han hecho de su producción un reflejo de la preocupación social en torno al VIH y al sida ayudando a sensibilizar a todos los estamentos sociales enfocándolos vitalmente en nuestra problemática.

Gracias a los profesionales de prensa y medios de comunicación que han contribuido con su trabajo a erradicar el virus responsable de esta pandemia.

Gracias a cuantas personas que, desde su posición en la vida y en la sociedad han luchado y luchan por desterrar el estigma y la discriminación de los afectados, en todos los campos, familiar, laboral, profesional y en todo tipo de relaciones humanas.

Gracias a todas los presentes en este acto y a cuantas, por un motivo u otro no han podido acercarse, pero que, como siempre, están con nosotros, en su corazón y su espíritu.

GRACIAS POR CONVIHVIR!!

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Pacto de Estado frente al VIH. Pacto de VIHda

MANIFIESTO 1 DE DICIEMBRE 2015

Una vez más nos reunimos para conmemorar el 1 de diciembre, para celebrar la VIDA y también para RECORDAR a las amigas y amigos que hoy ya no pueden acompañarnos. Para AGRADECER a quienes con su esfuerzo y su visibilidad han sido la cara de la respuesta social al VIH. Para RECONOCER los logros de quienes han hecho, en un breve espacio de tiempo aunque nos haya parecido eterno, que el VIH sea una infección cronificada para aquellas personas que pueden acceder a un tratamiento. Nos reunimos para PONER VOZ a las personas que viven con VIH, a sus parejas, a sus familiares y amigos, a todos aquellos que se sienten afectados por esta realidad. Y queremos decirles que, con ellas y ellos, tenemos un pacto, un PACTO DE VIHDA. Por una vida digna, libre de discriminación y prejuicios, en convivencia respetuosa, en igualdad de oportunidades. Una vida con seguridad, también en lo relacionado con la atención médica. Tenemos un PACTO y queremos que la sociedad en su conjunto sea parte de él. Porque las  acciones de todas las personas dejan huella, y es importante que dejemos una huella visible frente al VIH.
HAY QUE DEJAR HUELLA FRENTE AL ESTIGMA Y LA DISCRIMINACIÓN, porque son realidades que siguen presentes y queda mucho por hacer para acabar con ellas. Los avances científicos han conseguido, en poco más de treinta años, que quienes podemos acceder a un tratamiento gocemos de una calidad y esperanza de vida hasta hace poco impensable. Las personas recién diagnosticadas consiguen, incluso, una calidad de vida mejor que la de la población general debido a los frecuentes controles de salud. Sin embargo estos avances médicos no van acompañados de los mismos avances sociales. Muchas personas siguen teniendo miedo ante el VIH, y por extensión, ante quienes padecen la infección. Esa cruel y falsa etiqueta de culpa, vicio, drogas y muerte sigue grabada a fuego en muchas personas. Esa etiqueta deja huella, huella de discriminación que excluye y produce rechazo. Son necesarias políticas que combatan estas discriminaciones y por ello exigimos un Pacto de Estado que erradique el estigma y la discriminación a causa del VIH y el sida.
HAY QUE DEJAR HUELLA POR LA INVESTIGACIÓN, porque un aspecto fundamental para nuestra calidad de vida es la absoluta certeza de la eficacia de estos tratamientos. Unos tratamientos que controlan el virus hasta el punto de garantizar una carga viral indetectable, lo que implica cosas tan importantes para nosotras como el poder tener hijos de manera natural y, sobretodo, la confianza de saber que si el VIH es indetectable, es intrasmisible. Esto, unido a que cada vez contamos con más estrategias preventivas, nos da la posibilidad de controlar la pandemia y frenar las nuevas transmisiones. Por eso es necesario mantener e incrementar la inversión en investigación, y por ello exigimos un Pacto de Estado que garantice la vida a través de la ciencia
HAY QUE DEJAR HUELLA POR LA PREVENCIÓN Y LA EDUCACIÓN porque son necesarias campañas específicas para fomentar el sexo más seguro,  para erradicar la serofobia y la LGTBfobia que empujan a ocultarse e incrementan la posibilidad de mantener relaciones de riesgo. Las nuevas infecciones por el VIH están aumentando entre gais, bisexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, personas transexuales, personas migrantes y jóvenes, personas trabajadoras y trabajadores sexuales. Eso supone que los esfuerzos de prevención del VIH deben adaptarse para responder a todas las realidades. Son necesarios programas de reducción de daños en el consumo de drogas, de educación sobre salud sexual, de acercamiento y fomento de la prueba y del diagnóstico precoz del VIH. Es necesario incorporar a las estrategias de respuesta enfoques biomédicos, como el tratamiento como prevención y la profilaxis pre y post exposición.
Porque no podemos esperar que los problemas se resuelvan solos si no trabajamos por ello. Por eso es necesario invertir en prevención y hacer de la educación el vehículo por el que crear una sociedad respetuosa donde el valor de la salud sea una pieza clave para el bienestar común. Por ello exigimos un Pacto de Estado que garantice la inversión en prevención así como un sistema educativo libre de dogmas donde la salud y la sexualidad tengan un espacio principal.
HAY QUE DEJAR HUELLA POR ATENCIÓN SANITARIA UNIVERSAL, porque en el año 2012 se abrió una puerta en nuestro país que destruyó cualquier posibilidad de controlar el avance del VIH. En el año 2012 se aprobó un injusto, vergonzoso  e insolidario Real Decreto que excluyó a las personas inmigrantes en situación irregular de la atención sanitaria. A pesar de la presión de las organizaciones que trabajamos en la respuesta al VIH y el sida todavía hay Comunidades Autónomas donde estas personas no pueden acceder al necesario seguimiento médico y a los tratamientos. Es imprescindible un Pacto de Estado que devuelva la universalidad a la sanidad, porque la salud es un derecho humano, no un privilegio. Exigimos la derogación del Real Decreto Ley 16/2012 y que quienes lo aprobaron y aplicaron asuman responsabilidades por todo el daño que han causado.
Hoy, contigo, queremos dejar huella frente al VIH y el sida. Porque cada una y cada uno de nosotros podemos marcar la diferencia. Queremos un Pacto De Estado Frente al VIH, el Sida, el Estigma y la Discriminación. Y para ello nos comprometemos a promover un amplio consenso político en torno a las medidas de respuesta al VIH y sida, tanto en sus aspectos preventivos y clínicos como sociales, para establecer así un marco estable y equitativo de intervención en este ámbito, y que sea considerado una política de estado ante la situación de la infección en nuestro país.
Hay que dejar huella por la prevención, por la educación, por la investigación, por la atención universal, contra el estigma y la discriminación. Dejar huella es participar, es no excluir, es tomar las opciones adecuadas. Es apoyar a quien nos apoya y exigir a quien nos niega. Dejar una huella que cambie vidas depende todas y cada una de las persona que estamos aquí, hacerlo está en nuestras manos. Queremos que la clase política nos escuche, y por eso les exigimos un Pacto De Estado Frente al VIH, el Sida, el Estigma y la Discriminación.
Y lo exigimos porque nosotras y nosotros tenemos un Pacto de VIHDA, y vamos a pelear con uñas y dientes porque esa VIDA sea digna para todas y todos.

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OCTUBRE TRANS 2015

Me han dicho que escriba que significa para mi el octubre trans y he decido expresar mi voz no como vocal de un área trans sino como madre de una niña trans y lo que esto supone en mi día a día. Últimamente parece que el hecho de salir hablando madres y padres con hijas e hijos trans empieza a resultar molesto sobre todo a estamentos administrativos lo cual me hace pensar que ya se ha acabado para estos el hacer oídos sordos. También agradezco que en algunas de estas esferas se nos dé la oportunidad de darles voz a nuestros niños y niñas.

Hay sentimientos que tengo de manera reciente que son la sorpresa y la decepción ya que en espacios donde nos suponíamos protegidas las familias, vemos que no es del todo así. Las personas adultas creen que se les da demasiada importancia a los niños y niñas trans, que se habla demasiado de ellas y de ellos, y además que las voces de sus familias y representantes no son los suficientemente válidas para expresar lo que sienten.

Bueno pues yo creo que se equivocan totalmente, creo que en los niños y niñas está el futuro y que tienen que desarrollar su personalidad sin ninguna traba, que tienen derecho a ser escuchados y que tienen derecho a ser felices a pesar de que muchas personas anteriormente no lo hayan podido ser. Creo que tienen derecho a un nombre y a que se les trate como se sienten, a que puedan estudiar lo que les apetezca y que puedan optar a un trabajo.
Dicho esto, me gustaría aclarar por qué  las familias tenemos derecho  a expresar la voz de los y las peques:

– porque hemos tenido que pasar por un proceso de adaptación para asumir la realidad de nuestros hijos e hijas

-porque hemos tenido que realizar una búsqueda laboriosa de información para poder ayudar y acompañar en este proceso

-porque no hemos tenido que formar y casi especializar para que se nos tome en serio en ámbitos de difícil acceso

-porque hemos tenido que implicarnos en asociaciones para que se  empezara a escuchar la voz de nuestras hijas e hijos

– porque hemos tenido que enfrentarnos socialmente pasando por alto nuestros propios miedos

– porque en muchos casos hemos tenido que visibilizarnos a pesar de la repercusión que este hecho tuviera

– porque también en muchos casos hemos tenido que pasar evaluaciones psicológicas que garantizarán que éramos aptos como padres o madres.

       
 Podría seguir añadiendo porqués a esta lista pero creo que es suficiente para expresar la desilusión en la que se convierte una lucha que debería ser de todos y todas y que se esté convirtiendo en quien se merece más en función de lo que has sufrido


En vez de pensar que todas y todos merecemos lo mismo, RESPETO Y DIGNIDAD.



Violeta Herrero
Vocal de Transexualidad, Lesbianas y Migrantes de COGAM


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Un Testamento y un Poema…

Hola de nuevo, queridos amigos y amigas de Cogam.
He vuelto a sacar la pluma, no para pasearla como muchas veces hago, en las magnificas y divertidas excursiones que se organizan a través de Cogam sino para escribir un montón de palabras sobre un problema que considero muy serio y al que me he tenido que enfrentar  dos veces en apenas una década. Me refiero al derecho de morir DIGNAMENTE  y  al testamento vital.
Hace unos cinco años, un alto cargo de la prestigiosa Fundación Nobel de Suecia y gran amigo mío, me ofreció en varias ocasiones, una elevada suma de dinero por acabar con su vida, en el caso de que la edad y la enfermedad le convirtieran en lo que él consideraba una carga para sus seres queridos. Era esta posibilidad, la de convertirse en un problema para los demás, lo que le tenía más preocupado. Entre bromas, acordamos 500.000 coronas suecas –unos 50.000 euros- por mi “colaboración”. Él estaba dispuesto a legármelos en su testamento. Jamás llegamos a firmar el acuerdo.
Desgraciadamente, apenas seis meses después, ocurrió lo que él tanto temía: sufrió un ictus. Quedó hecho un pajarito, encogido e inmóvil, tumbado en la cama de la unidad de enfermos terminales de un hospital de Estocolmo. Repetidas veces, fui a visitarle a esa deprimente lugar y solo en un par de ocasiones, tuve la sensación de que me reconoció. Me lo decían sus ojos cuando le hablaba. No sé hasta qué punto estaría en sus cabales. Cada día, los médicos le administraban gran cantidad de medicamentos. Recuerdo que un día le dije: quieres morirte, ¿verdad? ¿Te gustaría que te matase ahora mismo? De sus ojos salieron dos lágrimas que sequé con las yemas de mis dedos. Fueron muchas y muy fuertes las ganas que me entraron de estrangularlo, justo por el cariño tan grande que sentía por él. Salí de allí corriendo y llorando de tristeza e impotencia.
Una semana después, fui de nuevo a visitarle. Me acuerdo muy bien. Era un domingo, sobre las cuatro de la tarde. No había nadie en recepción. Tomé el ascensor hasta el último piso, el de la unidad de enfermos terminales. No veía a nadie, ni visitadores ni enfermeros. Conforme iba atravesando el largo corredor, pasaba por delante de las puertas de las habitaciones. Algunas, medio abiertas, dejaban entrever a los pacientes. Estaban sobre sus camas con expresiones ausentes. Parecían muertos en vida. Aquello, me sobrecogió. Cuando llegué a la habitación de mi amigo, le vi exactamente en la misma posición de la semana anterior. Olía fuerte a orina y heces. Le pasé la mano por la cabeza una y otra vez, hasta que por fin, abrió los ojos un instante. Me miró y los volvió a cerrar. Traté de que volviera conmigo con suaves caricias en las manos y en el rostro, pero no me respondía. Cogí uno de los almohadones y lo puse sobre su cara y en lugar de tener la fuerza para asfixiarle, rompí a llorar. Levanté de nuevo el almohadón y me largué de allí a toda prisa, sin que nadie advirtiese mi presencia. Tres días después, mi amigo falleció. Me lo comunicó su esposa, maldita para mí, porque fue ella la que se opuso a la muerte asistida, a pesar de que sus hijos y yo le insistimos varias veces en que esa era la voluntad de su marido. No acudí al entierro. Me quedé muy triste y con un amargo sabor de boca que vuelvo a sentir cada vez que lo recuerdo todo.  
La segunda historia es la de mi hermana. Hace un par de años, también sufrió un ictus. En este caso fue de segundo grado, es decir, quedó tocada, pero no paralizada del todo como le pasó a mi amigo sueco. Inmediatamente, toda la familia nos pusimos a trabajar. Solicitamos que fuera sometida a rehabilitación en la sanidad pública valenciana. Como toda respuesta, nos dijeron que estudiarían su caso para ver si cumplía con los requisitos y que, de ser así, la pondrían en lista de espera. Según un especialista privado con el que contacté , la rehabilitación debe ser inmediata para que los pacientes de este tipo de ictus puedan recuperar cuanta más sensibilidad y motricidad perdida mejor. Así que internamos a mi hermana en un centro privado, a razón de 500 euros diarios que pagamos entre sus tres hijos y yo. Hoy en día y gracias a este esfuerzo de todos, ella tiene movilidad suficiente para valerse casi por si sola en el  día a día. Sin embargo, ha perdido la memoria inmediata, el sentido de la orientación y la facultad de concentración. También se irrita con facilidad y, como una niña, ya no sabe comportarse en público. En otras palabras, de alguna manera es una persona dependiente. Me he propuesto que tanto mi hermana como su marido, que tiene 82 años, firmen el conocido como testamento vital para evitarles y evitarnos sufrimientos, tratamientos costosos, y el tiempo y la dedicación de que no disponemos,  así como la vergüenza y humillación que puedan sentir al verse ellos mismos en un estado deplorable y sin retorno. Creo que es una forma de demostrar, respeto y  amor por los demás, ya sean familiares o amigos.
Todos hablamos y hablamos. Mucho y de casi todo. Pero la muerte y el derecho a irnos con dignidad, sigue siendo un tema tabú. Y no entiendo por qué: a todos nos llegará el momento. Será por nuestra cultura católica, que la asocia al sufrimiento. Será por la iconografía que siempre asocia la muerte con la oscuridad y al miedo. Personalmente, no estoy de acuerdo con esto. Creo que hablar de la muerte no significa hablar de algo triste que por necesidad nos tenga que deprimir. Es, simplemente, familiarizarse con ella, sin que nos quite las ganas de vivir. No le tengamos miedo a la muerte y seamos conscientes de ella, precisamente para disfrutar más de la vida y para que cuando llegue el momento, la recibamos como a una amiga.
PD: DMD (Derecho a Morir Dignamente) es una asociación sin ánimo de lucro, registrada en el Ministerio del Interior con los siguientes fines:
 Promover el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla.
 Defender, de modo especial, el derecho de los enfermos terminales e irreversibles a morir sin sufrimientos, si este es su deseo expreso.
    Para la AFDMD la disponibilidad de la propia vida, la facultad para decidir sobre el propio devenir y su finalización sin sujetarse a opiniones o directrices ajenas a su voluntad es un bien innegociable reconocido como un valor supremo en la Constitución, comprendido por tanto dentro del marco de las libertades y derechos democráticos. Esta posición, absolutamente respetuosa con la libertad de cada individuo, está respaldada desde hace años por una mayoría de ciudadanos, empezando ahora a llegar a algunas instancias institucionales.Toda la información necesaria sobre el testamento vital, la podéis conseguir con una simple llamada telefónica a DMD telf. 913 691 746                 
Juan Iborra

Testamento vital

No quiero ser enterrado
Con pompa de duelo,
Ni tampoco ser bocado
Del falso rito
del diente funerario,

Pagando a los buitres
Por el mero hecho
De ser sepultado.

Boca y  mente ya cerradas
Sin poder disfrutar de nada.

Ni lágrimas ni flores

Ya que nada siento
Solo quiero silencio.

Olvidarme en un rincón
De esa nada que es
De donde vengo.

Y en lo posible
Por favor…….
Aliviarme el sufrimiento.