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Es eso que necesitas que no sabes que necesitas

    Mexicano, sí, orgullosamente mexicano. Nací en una de las ciudades más grandes el mundo y viví ahí hasta mis 27 años. Pronto 30, sí, orgullosamente treintañero. Decidí que llegaría a la tercera década en otro país, así que decidí probar suerte con la muy loca de Madrid. Madrileño, sí, orgullosamente madrileño. Dicen que la gente de Madrid no es la que nace aquí, es la que viene y se queda; desde que empecé mi doctorado han pasado ya más de dos años. Estudiante, sí, orgullosamente estudiante. 

    Soy un hedonista, y sin duda, estudiar es uno de los grandes placeres  del ser humano. Y hablando de placeres, los hombres, ¡me encantan los hombres! Así es, gay, orgullosamente gay.

    Exacto,soy estudiante (sin muchas responsabilidades), mexicano (persona exótica en un país extranjero, además de guapo, como todos los de mí país), en sus veintes (la mejor edad), viviendo en una de las ciudades más gays del mundo.Sí, sí, sí el mundo a mis pies. Podría contar muchas historias de las interminables noches llenas de locura y desenfreno que he vivido en esta ciudad. ¡¿Suena bien, no?! ¿Envidia? ¡Claro, y lo sabes!

    Bueno, bueno, claro que está esa vez en que perdí mi tarjeta y no tenía ni “un pavo”,gracias a Dios mi amigo Manu, tan majo él, me prestó “pasta” y listo. Y bueno, claro que también está esa vez en que todos se fueron de vacaciones y me tuve que quedar a estudiar, gracias a Dios el “LL” abre todos los días,¡copazo y asunto resuelto! Bueno, sí, también esta vez que pensé que me moría de gripe y, aunque todos estaban ocupados, una llamada a mamá y listo. ¡Curado! Cierto, también está esa vez en que se rompió el condón y no supe qué hacer, y esa vez en que necesitaba charlar de aquel “asunto” que nadie conocía, y esa vez en que me metí en problemas y no tenía ni idea a dónde acudir. También podría contar muchas historias en las que no había nadie, nadie, que me pudiera ayudar. Esas veces en las que ni mi súper amigo Manu, ni mi mamá, podían “echarme una mano”. Sí, el mundo está a mis pies, pero no tanto.

    Hace aproximadamente siete meses llegue a Gayinform por primera vez, preguntaba sobre cómo ser voluntario del colectivo. Recuerdo que al estar entrando por la puerta me cuestioné sobre si en verdad quería ser voluntario ahí. ¿De verdad es necesario un colectivo gay en Madrid? ¿De verdad hay alguien que necesite mí ayuda? ¿Hoy en día la comunidad LGTB necesita un colectivo? No me resultaba tan “loco” cuestionarme sobre el propósito de un colectivo LGTB en el 2015 y menos en un país tan desarrollado como España.
Siete meses más tarde y después de un sinfín de anécdotas sobre gente que ha pasado por el despacho puedo afirmar que, por más abierto que esté el tema LGTB y por más información que exista, nunca sobrará un lugar en el que puedas hablar de todos los aspectos que unen a nuestro colectivo. Creo que no se trata de unirnos para luchar por una causa, se trata de apoyarnos en cuestiones que sólo nosotros entendemos, de escucharnos de formas en la que sólo nosotros podemos escucharnos. No sólo es impresionante la cantidad de gente que se acerca a pedir ayuda, también es impresionante la diversidad de temáticas, asuntos que probablemente sólo se hablan en un lugar como éste.
Desde mi perspectiva, el valor de cualquier colectivo radica en su capacidad para crear un espacio en el que sus miembros puedan expresarse con total libertad; un espacio libre de prejuicios y lleno de comprensión. A pesar de que podríamos contar con el apoyo de amigos y familiares su ayuda no se puede comparar con la de un grupo de personas que entiende perfectamente las características de nuestro colectivo.

Probablemente ser parte de la comunidad LGTB sea más fácil en Madrid que en otras ciudades, y probablemente ser parte de la comunidad sea más fácil hoy que hace 20 años, sin embargo, ésta no es razón para no contar con un lugar donde encontremos ese apoyo que sólo es posible entre nosotros. Estoy convencido que mientras exista un marica, una bollera, una bi-cicleta, un bi-cicleto, un transexual o una transexual que necesite este tipo de ayuda,un colectivo para ésta, nuestra comunidad, seguirá siendo de gran valor.

Guillermo Zamazona A.
Voluntario GayInform, Línea Lesbos, Bi y Trans
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Los sueños (colectivos) se hacen realidad, sigamos soñando…

    Hace unos días un amigo se lamentaba de la desmovilización que la obtención del Matrimonio Igualitario había provocado entre la población LGTB. La sensación de que la igualdad ya está lograda y la pérdida de objetivos concretos parece que está desmotivando a mucha gente y las asociaciones no pasan por sus horas más boyantes.

    Aunque hay algo de cierto en esta percepción, me permití y me permito disentir del análisis. No sé si del análisis de mi amigo o del análisis que esa gente puede estar haciendo para alejarse del movimiento LGTB.

    Que el Matrimonio Igualitario o la llamada Ley de Identidad de Género –que sí nos han dado la igualdad simbólica y la dignidad- no han traído por completo la igualdad real es constatable en el día a día. Entre los numerosísimos delitos de odio que se producen al año en España, el mayor porcentaje se produce por orientación o identidad sexual. No lo digo yo, sino el Ministerio del Interior.  Aunque las y los adolescentes LGTB viven su sexualidad con mayor libertad que los de hace algunos años, un número muy elevado de ellos sigue sufriendo acoso en los centros educativos. Muchos no cuentan con el apoyo de la familia, ni con una mínima información o apoyo por parte de sus educadores. Algunos, no pocos, visualizan el suicidio como la única solución a su soledad y su sufrimiento. Tampoco esto lo digo yo, sino los múltiples estudios que se pueden consultar en las webs de COGAM o la FELGTB. Las personas transexuales siguen sufriendo las injusticias de un sistema sanitario que no las atiende completamente, luchando en un mercado laboral que una y otra vez las expulsa, escapando de un sistema educativo que las ignora… El VIH sigue invadiendo nuestra comunidad sin que se tomen serias medidas para prevenir su avance, especialmente grave entre los jóvenes; las personas seropositivas (muchas de ellas hombres gais o bisexuales y mujeres transexuales, no lo olvidemos) sufren un estigma dolorosísimo y muy arraigado  en la comunidad LGTB. ¿Qué sabemos de nuestros mayores? ¿Tienen cubiertas sus necesidades en una sociedad que ni siquiera los nombra ni les garantiza una residencia en la que puedan compartir habitación con sus parejas?

    Así podríamos seguir durante horas, desgranando las múltiples desigualdades que las personas lesbianas, gais, transexuales y bisexuales seguimos sufriendo en una sociedad que ha hecho bien los deberes legislativos pero que todavía tiene déficits importantes en la puesta en marcha de un respeto profundo por las diversidades. Al fin y al cabo, ¿es posible erradicar en un puñado de años una discriminación y un estigma seculares?


   Pero si lo que necesitamos es fijarnos unos objetivos concretos para comprender por dónde pueden ir los avances en los próximos años, para establecer con precisión cuáles deben ser las medidas que afecten de manera positiva a mejorar la vida de las personas LGTB y, por tanto, nuestra sociedad, estos ejemplos pueden servirnos:

  1. Ley integral de transexualidad. La legislación conseguida en Andalucía, y en menor medida en Canarias, País Vasco y Navarra, marca el nivel legislativo que necesita la población transexual en todo el territorio español. Uno de los sectores de la sociedad española con mayor riesgo de exclusión requiere una legislación que lo proteja en el ámbito laboral, en el educativo, que le garantice una atención plena, rigurosa y nada patologizante en el sistema público de salud, en los servicios sociales, etc. Sin excepciones, sin dejar de lado a las/los menores o a las personas inmigrantes.
  2. Ley antiLGTBfobia y de protección de los derechos de las personas homosexuales, bisexuales y transexuales. Una ley que clarifique, ordene y concrete los mecanismos de defensa  de la población LGTB en todos los campos, que penalice cualquier discriminación por orientación o identidad sexual, que invierta la carga de la prueba para que no sea extremadamente difícil –como es ahora- demostrar una discriminación lgtbfóbica. Una ley que implemente, igualmente, mecanismos para investigar la discriminación, para vigilarla, para acercar el conocimiento de la legislación a las víctimas. Que cree, en definitiva, un observatorio contra la LGTBfobia. Una ley como la que ya ha sido aprobada, por ejemplo, en Cataluña.
  3. Un pacto social contra el VIH y el estigma que lleva asociado. ¿Cómo un país con un sistema público de salud desarrollado puede admitir millares de nuevas infecciones anuales cada año? Sencillamente, porque el VIH/Sida no es contemplado como una cuestión de estado a pesar de la imparable progresión de la infección. Si, además, atendemos a la situación de estigmatización que afirman sufrir quienes viven con el VIH, resulta inverosímil que ese pacto no esté ya sobre la mesa a pesar de las reiteradas demandas por parte del movimiento LGTB.
  4. Plan educativo por la atención a la diversidad sexual, de género y familiar en el sistema de enseñanza y contra el acoso y la violencia por orientación o identidad sexual. Si la LOMCE ha supuesto un retroceso en la ya de por sí retrasada legislación educativa en lo que a atención a la diversidad se refiere, un plan urgente es necesario para paliar esos retrasos y evitar la situación de violencia estructural que padecen los menores LGTB.
   Valgan estos cuatro ejemplos, estas prioridades entre otras necesidades, para dar sentido a la participación en los colectivos que trabajan por la igualdad y contra la discriminación por orientación o identidad sexual.

    El trabajo que queda por delante es ingente. Y podrá lograrse si continuamos trabajando en red desde el interior de la FELGTB, la organización que ha conseguido aunar a las principales organizaciones del país, que ha potenciado sus voces y sus demandas. COGAM y FELGTB han hecho historia en estos últimos años y deben seguir haciéndola. Porque esa igualdad legal con la que soñábamos, se ha convertido en realidad. Trabajando de forma solidaria, desde la lealtad y la generosidad, como siempre ha sido y como no puede ser de otro modo.

    Por todo esto y por mucho más – como espacio de socialización, como impulsor de cultura, ocio, intercambios, información, apoyo mutuo, empoderamiento, etc., etc.- una comunidad como Madrid necesita ahora igual que ayer un colectivo como COGAM, y el estado español necesita una federación como la FELGTB. Y eso solo se logra con la participación colectiva. Con tu participación.

Jesús Generelo
Secretario General de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB)
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2015: LA LUCHA CONTINÚA

Se acaba el 2014 y deja, para los anales del movimiento LGBTQ español, sucesos que, sin riesgo de exagerar, podemos calificar de históricos. A 2014 lo recordaremos por las nuevas conquistas, muchas de las cuales eran impensables hace apenas unos años. Pero, también, por los muchos sinsabores que nos recuerdan que la agenda por los derechos LGBTQ está tan vigente como el primer día y que la lucha debe continuar con el mismo afán.
Digo histórico y pienso, ¡cómo no!, en la recepción que los reyes Don Felipe y Doña Letiziaofrecieron, en junio, a representantes de distintas entidades sociales: por primera vez miembros de organizaciones de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales fueron recibidos por nuestros jefes de Estado. Y esto en lo que alguna vez fue la residencia oficial de Francisco Franco, que criminalizó y hostigó a los homosexuales a través de la Ley de Vagos y Maleantes.
En febrero, el Congreso de los Diputados declaró, por unanimidad, al 2014 “Año por elreconocimiento de los derechos humanos de las personas LGBT” y condenó la persecución y criminalización del colectivo en cualquier lugar del mundo.Ese mismo mes, en Madrid,la apertura del centro social de la Fundación 26 deDiciembre, orientada a atender las necesidades de nuestros mayores,uno de los colectivos LGBTQ más vulnerables y abandonado, hacía realidad un sueño largamente esperado. La fiesta del orgullo reunió en julio a más de un millón de personas en las calles de Madrid y volvió a ser la manifestación más multitudinaria a nivel nacional, muy a pesar de los ya tradicionales intentos de sabotaje por parte del gobierno regional: fue un nuevo pulso contra los prejuicios oscurantistas de algunos cargos políticos en el que la dignidad, como dijimos en su momento, volvió a ganar.
Desde Andalucía, y algo después Canarias, 2014 trajo buena luz sobre la población transexual, al aprobarse en sus respectivos parlamentos leyes que despatologizan la transexualidad e intentan garantizar los derechos del que ha sido, por ignorancia y prejuicios, el grupo más olvidado y discriminado. Madrid, en cambio, fue la nota discordante al bloquear el Partido Popular (PP), en mayo, la tramitación de la proposición de Ley “reguladora del derecho a la identidad de género y a su libre desarrollo sin discriminación”.
En octubre Cataluña marcó un hito al aprobar, con los votos en contra del PP, la “Ley de derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGTB) y para la erradicación de la homofobia, la lesbofobia y la transfobia”. A ésta precedió, en abril, una norma en Galicia contra la discriminacióncuyo texto final terminó siendo, más que una ley, una declaración de principios sin mayores posibilidades de trascendencia, al quedar eliminadas las sanciones propuestas en el proyecto original por presiones del PP. A nivel nacional, y gracias una vez más al bloqueo del partido de gobierno, ni la propuesta para impulsar una “Ley integral contra la LGTBIfobia y por el respeto a la diversidad sexo-genérica” ni la de una Ley integral de transexualidad llegaron a buen término.
En 2014, la crisis económica continuó sirviendo de excusa para cercenar derechos a la población LGBTQ, especialmente en lo que se refiere a atención socio-sanitaria. Así por ejemplo, en el mes de noviembre se oficializó la exclusión de las mujeres sin pareja varón en los servicios de reproducción asistida del Sistema Nacional de Salud. Por su parte, los recortes continuaron afectando a buena parte de la población diagnosticada con VIH y a las necesarias campañas de información y prevención.
A mediados de diciembre, el Ministerio del Interior presentó el primer protocolo de actuación policial para erradicar la discriminación y la violencia por delitos de odio. Es nuestro deseo que ésta sirva para luchar de forma más efectiva contra este tipo de actos que, de acuerdo a cifras del propio organismo –presentadas por primera vez este año-, se ceba con especial saña sobre las minorías sexuales: de un total de 1.172 incidentes registrados en 2013, 452 fueron por causa de la orientación o identidad sexual de la víctima. Todo parece indicar que 2014 cerrará con un incremento importante de estos ataques: durante todo el año nos han llegado noticias de agresiones, algunas de tal gravedad que han requerido de intervenciones quirúrgicas o han dejado, además de las psicológicas, secuelas físicas permanentes. Han ocurrido, incluso, en el propio barrio de Chueca, corazón de la vida LGBTQ de Madrid.

Estos ataques representan, para quienes día a día luchamos por un mayor respeto a la dignidad humana, la parte más macabra del balance. La que, en la España de 2014, no debería ya aparecer. Pero está allí, haciendo sonar las alarmas, no para atemorizarnos y hacernos renunciar a nuestros derechos (como seguramente es la intención de más de uno de los atacantes) sino para recordarnos, una vez más, que aún en tiempo de cosechar lo trabajado, la lucha continúa. Desde el Servicio de Información de COGAM seguiremos, en 2015, aportando nuestro granito de arena en esa descomunal batalla por un mundo más humano, más digno y respetuoso con la diversidad.
Por Moisés Martín
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EL PROCESO DE ACEPTARSE HOMOSEXUAL

    Hoy quiero exponer un punto de vista sobre el proceso por el que pasamos hasta aceptar la propia homosexualidad.
    Dado que vivimos en una sociedad heteronormativa, es decir, que presupone la heterosexualidad de todos sus miembros en tanto no digan lo contrario, asumirse como heterosexual no es algo consciente en las personas concernidas. Sin embargo, asumir la homosexualidad es más dificultoso. Que en el entorno, todos –o la mayoría de las personas- suelen ser heterosexuales, es quizás el menor de ellos.
    Más importancia tiene que ya desde la infancia, antes de comprender que existe la orientación sexual, hemos escuchado llamar a alguien “marica” o “marimacho”. Por el contexto aprendemos de entrada que esas palabras son despreciativas, y luego, que describen a las conductas que no se consideran propias del género correspondiente. Y aunque no sepamos exactamente por qué, hemos notado como el agresor se sitúa por encima del agredido, al que le hizo saber su desprecio. Así, muy temprano en la vida, se van asumiendo los valores homófobos que tiene la sociedad, es decir, se internaliza la homofobia.


    Es bastante común en entrevistas a homosexuales adultos, que cuenten que desde pequeños ya se sentían diferentes de los demás. Sin embargo, no siempre quienes se han sentido diferentes de niños, han sido homosexuales de adultos, pues aunque en menor proporción, muchos de ellos se han orientado luego hacia la heterosexualidad. También ocurre que peques sin esa sensación se identifican homosexuales en la edad adulta.
    A medida que crecemos, llega un momento en que los jóvenes empiezan a tomar conciencia de las señales sexuales que emite el mundo que los rodea. Al escuchar las charlas de sus compañeros, algunos pueden asociar lo que sienten con lo que han escuchado acerca de la homosexualidad y pueden quedarse por un tiempo confundidos. También puede ocurrir que se sientan excitados por personas de cualquier sexo.
    Dado que ha presenciado insultos hacia quienes se tenía por no heterosexuales, la persona en cuestión, puede negar la propia homosexualidad y evitar situaciones en las que quedaría más patente la diferencia de su conducta con la de sus colegas en la misma situación. O que elija actividades vinculadas especialmente al género al que pertenece, un deporte rudo los chicos, o la danza las chicas, por ejemplo, con la esperanza de ser tomado como uno más del grupo, intentando evitar que sospechen de ella.

    Desde luego, hay casos en que la persona acepta rápidamente que es distinta, e incluso, tiene tanta conciencia de su homosexualidad que prefiere desafiar al entorno afirmando los propios deseos contra viento y marea aunque sufra discriminación por ello.
    La mayoría de las personas se dan tiempo para aceptar su homosexualidad, pudiendo recurrir al mecanismo de disociar lo afectivo de lo sexual. Al no centrar en una única relación ambas facetas, ganan tiempo para posponer la aceptación. Las chicas suelen vivir experiencias de mucha afectividad y sin sexo con otras chicas y los varones, experiencias sexuales sin afecto con otros varones. Y pueden decirse a sí mismos que “cuando quiera, seré heterosexual”.
    Hay quienes quedan mucho tiempo en esta etapa, manteniendo separada la identidad del comportamiento, algo más visible en los hombres. En las campañas de prevención del VIH, se reclama su atención llamándolos “HSH”: hombres que tienen sexo con hombres. De esa manera se busca acceder a individuos que no se consideran parte del colectivo LGTB y que no creen que una campaña orientada a los homosexuales tenga que ver con ellos.
    Entre las mujeres suelen darse más casos de preferencia cruzada, es decir, ellas aceptan en mayor proporción una conducta bisexual -se definan o no como tales- alternando el sexo de sus partenaires a lo largo del tiempo. Esta conducta es compatible con la heteronormatividad vigente, que pone el foco en sus relaciones con los hombres mientras que disfrutan de la famosa “invisibilidad de las lesbianas” y la mayor permisividad social ante las muestras de cariño entre mujeres.
    La aceptación de una identidad homosexual, requiere diversos cambios. Algunos tienen que ver con visualizarse a uno mismo como homosexual (da igual si es lesbiana o gay) llevando una vida satisfactoria, sintiéndose bien siendo homosexual. Otros cambios pasan por superar el temor a la soledad y al rechazo, y otros involucran a la propia conducta. Como resultado de todo esto, cada persona puede pasar por dos fases sucesivas.
    La primera es la definirse homosexual. Esta es la tarea más difícil del proceso. Cuando el modo de pensar precedente –la negación, el autoengaño- ya no resulta válido, se termina aceptando que la homosexualidad está y se quedará, por lo que debe ser integrada en el concepto de sí que cada uno tiene. Lo que hasta entonces se ponía de negativo en la homosexualidad, en lo sucesivo se coloca en las implicaciones sociales que tiene. Como en general ser homosexual est
á peor visto que no serlo, el asumirse no es tan fácil como asumir otras formas de ser, por lo que suele existir un cierto malestar personal y puede requerirse ayuda profesional.
     Toca entonces integrar la homosexualidad a la persona que uno pensaba que iba a ser. Es que en general, cada uno de nosotros no se imagina que será homosexual antes de reconocer el propio deseo sexual. Solemos ser educados por gente que pensó que seríamos heterosexuales, hayan sido nuestros padres o no, y como hemos dicho, dada la heteronormatividad vigente, quienes nos rodean suelen atribuirnos ser heterosexuales hasta que no digamos lo contrario. Cada una de esas personas nos trató en consecuencia con ello.
    En muchos casos uno debe revisar las creencias religiosas porque pueden ser poco compatibles con la nueva identidad. También es posible que elijamos seguir con una doble vida, porque consideramos que nos da las ventajas de ser homosexual sin tener que padecer los inconvenientes que parece conllevar.
    En la última fase, la tarea de integración de la homosexualidad en la persona, continúa. Si primero suele vivirse una etapa en la que se da un valor enorme a la homosexualidad, cuando cualquier opción personal está marcada por creernos homosexuales, luego la homosexualidad es puesta en un sitio más secundario. Pasa entonces a quedar limitada a los aspectos sexuales, pero ya no es el eje de lo que somos. A veces sobreviene una crítica a la sociedad por lo que tiene de homófoba, y a la vez, una demanda de aceptación que se materializa en la salida del armario.
    La sociedad nos suele proponer un modelo de mundo homosexual, que cada homosexual atisba para luego decidir si se integra en él o se mantiene fuera. Este mundo nos da un espacio donde encontrarnos con otros homosexuales, pero a su vez, nos impone unos ciertos valores y modelos de conducta que pueden no convenir a todos, y que nos condicionan.
    
Por ejemplo, dada la homofobia social que sobrevive de tiempos precedentes, los sitios de encuentro de homosexuales no son frecuentados por heterosexuales, y muchas veces, los sitios son específicos para gays o para lesbianas. Así, dan la seguridad de que quienes sean encontrados allí serán de la misma condición, y a su vez, facilita que con frecuencia, también ofrezcan un marco para practicar sexo.
    Esto aleja de hecho a muchos homosexuales de esos sitios, en tanto que atrae a otros, condicionando la percepción que cada homosexual tiene del colectivo. Ya que aunque su público sea mayor o menor, su visibilidad es enorme, al punto de erigirse como un modelo. Lo cual incide para que muchos homosexuales se crean diferentes de los demás y no encuentren con facilidad referencias válidas y alternativas para vivir su orientación sexual. Esto es especialmente sentido por aquellas personas que no tienen el tipo de cuerpo, de edad, de ropa, de hábitos de consumo, etc. hegemónico en cada establecimiento.
    A menudo, son las asociaciones por los derechos LGTB, los grupos que practican un deporte,o una afición concreta, etc., los que pueden ofrecer un marco a una socialización alternativa, algo que parece necesario fomentar, dadas las limitaciones y los efectos secundarios que produce el modelo anterior.
    Cada homosexual entonces, puede sentirse tentado a entrar en el circuito comercial de salidas propuesto en las grandes ciudades, integrarse en redes alternativas, bucear en el mundo virtual de Internet, etc. También puede mantenerse al margen de la socialización durante un tiempo, aun siendo plenamente consciente de su identidad homosexual. Su respuesta puede evolucionar, tanto al observar cambios en las actitudes hacia la sociedad, que se ve más p0sitivamente, como también hacia el entorno homosexual, con quien se permite ser más crítico. En general, aunque uno tenga que seguir saliendo del armario toda la vida, -mientras la heteronormatividad se mantenga-, el proceso de aceptación termina allí.

Mario Gatti.

Terapeuta Gestalt

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CENTRO SOCIO-EDUCATIVO DE MAYORES LGTB

    En momento de falta de proyectos ilusionantes, donde pareciera que estamos en las trincheras resistiendo que pase el chaparrón y que podamos salvar algo de la quema, la llegada de aire cálido, fresco y amable nos anima y sobre todo nos hace pensar, acercarnos para comprobar si es real, impregnarnos de su espíritu y salir con nuevas fuerzas.
    La apertura de la Sede Social de la Fundación 26 de Diciembre, está siendo un acontecimiento importante para todo el colectivo LGTB-H. Esta situación nos colma de alegría al demostrar que todavía hay gente buena y con ganas de cambiar el mundo, una tarea ardua y compleja pero que, pasito a pasito, algunos locos/as lo consiguen. Aquí viene la frase de nuestro Constantino Cavafis:
 “Solo quien tiene sueños tiene la posibilidad de poder verlos realizados.”
    Si era un sueño, un sueño que empieza a despertar, a pasar del mundo del deseo al mundo real; el poder disfrutar de los sueños darles formas, acunarlos, darles nombres……….momentos que te llenan de satisfacción, porque no estábamos locos como te decían, éramos unos ilusos…..pobrecitos……….en estos momentos no somos importantes………dedicaros a otra cosa…….pero con eso ya se contaba. Toda idea, proyecto que no se ajusta a la norma, es como si estuvieras nadando contra corriente, como si  te ponen palos en las ruedas.
    El disponer de un espacio independiente sí que te hace libre, libre y responsable a la vez. Un espacio de construcción, abierto donde podemos planificar, diseñar, pensar, discutir, preparar como queremos que este sea. Participar es la palabra clave, somos parte activa y entre todas y todos vamos a construir un lugar de activismo, visibilidad, creatividad, ayuda mutua, de respeto de proyección, un espacio que nos va a representar, un lugar para educar, encontrarnos y es curioso que sea de mayores, esas personas que se nos condenaba a esperar “el último viaje” como nos dice Machado, nos juntemos y con esas pocas fuerzas, la pongamos al servicio de lo común y consigamos todo un vendaval, que descoloque ideas, pensamientos y murallas construidas por la ignorancia.
    Tampoco es extraño que estas generaciones de personas mayores retomen esas fuerzas, pues lo han vivido ya en sus carnes: lo malo,  la persecución, el miedo, la cárcel, el armario…….; y lo bueno: la ilusión, los cambios, los derechos, la participación en el proceso de cambio social, el saber de primera mano la fuerza que podemos tener si nos unimos si tenemos proyectos, sueños, ganas de dejar huellas, de decir que he vivido y quiero seguir viviendo, participando, aprendiendo, creciendo como persona que soy, para conseguir aquella felicidad que durante siglos nos han intentado robar, poniéndola en otro lugar y no, sabemos que está aquí.
    Estamos construyendo la felicidad, sí, una felicidad del día a día, el tener una mano amiga que te ayuda a destruir la soledad obligada, un espacio para compartir, acoger, apoyarnos y aprender. Si eso va a ser este  espacio que, como hay que ponerle nombre le llamaremos Centro Socio-Educativo de Mayores LGTB-H, ahora falta el apellido y esperamos que algún mecenas nos ayude económicamente a acelerar el proceso que ya está en marcha.
    Tener un espacio donde nos encontramos, compartimos desayunos, charlas, comidas, actividades, organizamos campañas, trabajamos las artes escénicas, recuperamos a compañeras y compañeros que fueron pioneros y abanderados de la visibilidad de nuestra orientación sexual y de género, que tuvieron que pagar un alto precio y que nos siguen entregando su saber hacer, cantando, bailando y contando que es un lujo ver como se arrancan a cantar y nos ofrecen todo su arte, y ahí  es cuando  se nos pone la carne de gallina y le damos nuestros más intensos y agradecidos aplausos, esos aplausos que hacía mucho tiempo que no escuchaban.

    Esta nueva experiencia depende de todas y todos nosotras en que llegue a buen término, implicándonos, según nuestras posibilidades, en una palabra: apoyándola. 
Por Federico Armenteros
Presidente de la Fundación 26 de Diciembre
http://www.fundacion26d.org/