El psicólogo Gabriel J. Martín, en su notable obra “Quiérete mucho maricón”, establece que la meta a la que debemos aspirar los homosexuales (también bisexuales; la transexualidad, por su mayor complejidad, se tratará en el siguiente artículo) es a la de vivir nuestra orientación sexual con la mayor naturalidad del mundo, obviando la homo(bi)fobia, estereotipos y prejuicios sociales e iniciando un proceso de autoaceptación que nos llevará a incrementar nuestra autoestima y estado general de salud física hasta niveles altísimos.
En este proceso de autoaceptación, la salida del armario se convierte en un paso natural e inevitable, una de las mejores actuaciones que podemos llevar a cabo por el bien de nuestra salud mental y emocional.
Se trata de una experiencia profundamente liberadora porque reducimos el estrés de esconder nuestra identidad, pasando de vivir sometidos a la sospecha permanente, cuidando gestos, palabras y reacciones (y sintiendo culpa por no decir la verdad o dolor por considerar que toda tu vida es una mentira), a llevar una existencia construida a base de honestidad, intimidad y complicidad, donde nuestras relaciones son más auténticas al interactuar desde lo que somos en verdad.
A continuación un breve análisis de este proceso de especial trascendencia en nuestras vidas, a través del listado de varios puntos a tener en cuenta.